sábado, abril 26, 2014

El fútbol como medio para idiotizar. #DESPIERTAMÉXICO!

Hace un par de días sucumbí ante la tentación de ir al Estadio Corona (TSM) para un juego del Santos Laguna contra otro equipo argentino por la Copa Libertadores (cuyo nombre creo que era Lanús, o algo así).
Pues bien,  durante las dos horas que estuve ahí no pude evitar observar a los individuos que se dieron cita para apoyar al equipo lagunero y llegué a varias conclusiones:
1. La gente carece de conciencia sobre el significado y efecto de sus palabras.
Con esto me refiero al hecho de que durante todo el partido no falto quien gritara la ofensiva frase de '¡Pinches argentinos de mierrrrrda!'.
Me parece que, como equipos de habla hispana, deberíamos permanecer unidos ante cualquier cosa, sin dejar que un simple juego de pelota nos separe, o provoque la falta de diplomacia entre naciones. Tal vez haya gente que no se tome estas frases tan apecho, pero lo cierto es que toda cultura merece el mismo respeto que nosotros exigimos para la nuestra.
2. El poder de convocatoria para un evento de esta índole es mucho mayor que para una marcha en contra de algún tipo de represión por parte del gobierno.
Como ya lo dije antes, me dispuse a observar a los individuos que se encontraban en el estadio y llegué a la conclusión de que el país está como está por un solo problema: INDIFERENCIA.
Nosotros pedimos una mejor situación,  pero a la hora de exigir tenemos la idea de que no somos factor de cambio, cuando en realidad sí lo somos. Preferimos vivir en la comodidad de decir 'No es mi bronca, que se arreglen ellos.' y no, no es lo correcto.
3. La victoria se comparte, el fracaso es individual.
La mayoría de las personas que apoyan a un equipo (sea cual sea) tienden a enorgullecerse de su equipo con el típico '¡Ganamos!' para después rechazarlo con un 'Perdieron'.
La hipocresía ante esto no es más que otra muestra de la falta de orgullo nacional que nos afecta, en el extranjero hablamos maravillas de nuestro 'México lindo y querido' pero aquí no hacemos más que hablar pestes de nuestro país,  olvidándonos de que el país no cayó por sí sólo en el hoyo en el que se encuentra.
OJO: No todos los aficionados son iguales, pero sí la mayoría. 
4. El dominio mediático sobre la gente 'ignorante'.
En el estadio es posible observar mil y una diferentes marcas de comida, servicios y demás cosas que no sólo bombardean el fútbol, sino la programación de los canales de señal abierta de nuestro país. La necesidad del consumismo mediático ha sobrepasado nuestro intelecto y el subconciente es quien manda a la hora de comprar una súper pantalla plana de altísima definición, porque sino no es posible disfrutar del fútbol como se hacía antes.
5. Dejar de lado los valores por la 'pasión al deporte'.
Familias enteras van a los diferentes estadios a disfrutar de un rato de sana diversión con los suyos, sin embargo ya estando dentro del complejo deportivo la gente olvida que no es sólo cuestión de heredar una pasión por el equipo de casa, sino de inculcar valores de un buen ambiente deportivo, sin ofensas, sin violencia verbal y/o física. Los pequeños no sólo aprenden las porras a su equipo, sino los insultos, las groserías y la violencia que se desata por la falta de tolerancia entre aficiones.
Somos lo que somos porque preferimos llevar a nuestros hijos a un costoso encuentro deportivo, que a una función gratuita de teatro.
Si bien hay gente que afirma que el deporte también es cultura, ¿porqué cerrarnos a la idea de que solo esa cultura existe?
La música, el teatro, el cine, los programas de televisión con contenido educativo y no adormecedor y que alimentan nuestro espíritu, deben de ir de la mano con aquello que alimenta el cuerpo. La capacidad de las nuevas generaciones está por demás sobrevalorada y nuestro país necesita de esos hombres ilustres del mañana.
Ahora bien, ¿qué pasaría si en lugar de ponernos la camiseta de un equipo lo hiciéramos con la del país y mostráramos esa pasión tan desmedida? ¿Qué acaso nadie presta atención a nuestro hermoso himno nacional cuando cantamos '¡Mexicanos al grito de guerra!'?
Nuestros ancestros lo hicieron antes, ¿por qué no podríamos hacerlo ahora que tenemos tantas armas tecnológicas?
Supongo que hace falta un balde gigante de agua fría para que despertemos de ese sueño de estupidez bajo el cual nos tienen aquellos que nos hacen creer que no tenemos poder alguno frente a ellos.
No nos vendamos más,  no hay divisa más valiosa que nuestras ganas de seguir adelante y nuestro espíritu guerrero heredado de nuestros ancestros.
México somos todos, y el poderoso es poderoso hasta el pueblo se lo permita.
Ahora bien, yo te pregunto: ¿qué tan puesta tenemos la camiseta? 

1 comentario:

Anónimo dijo...

No se sí esto requiera de aprobación , y de así serlo,seguramente lo va a rechazar sin duda. Pero y a pesar de que no leí toda la entrada me queda claro que su pensamiento no va más allá , pues la forma en la que juzga a la gente por su gusto hacia un deporte sólo demuestra su poco criterio y su complejo de inferioridad

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