viernes, enero 27, 2012

A ésa, tu boca.


Eso que llamas boca, no es boca;
es laberinto donde a diario me pierdo,
donde ruego nunca me encuentren,
donde me deleito con tus labios de encrucijada.

Esas encrucijadas que forman tu boca, no son labios;
son esas ventanas que impaciente abro,
esperando cuele por ellas la luz,
esperando me den de regalo un beso.

Eso que me regalas, no es un beso;
es una bocanada de aire fresco,
ése oxígeno que bombea a mi cerebro,
es ése deseo insaciable del sabor de tu laberinto en el mío.

Ese sabor, no es cualquier sabor;
es un sabor que se impregna en mis papilas,
es ese manjar que no cualquier paladar aprecia,
es la esencia de esa porción de tu alma que me prestas por unos momentos.

Y es que besarte no es sólo besarte;
es tenerte, no imaginarte;
es haber encontrado mi lugar, mi camino;
es tocar el cielo, y caer de boca;
es tenerte,
es que me tengas.

Éso es besarte.






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